29/10, Día Mundial del ACV

La neuróloga Guadalupe Bruera explica que la mejor forma de prevenirlo es estando informado. Enterate de los síntomas y cómo actuar si sufrís o estás con alguien que sufre un ataque cerebral.

Por Web de Salud

“El ataque cerebral, es una afección causada por la súbita pérdida de flujo sanguíneo cerebral (isquémico) o por el sangrado (hemorrágico) dentro de la cabeza.

“Cualquiera de las dos situaciones puede provocar que las neuronas se debiliten o mueran, ya que sin oxígeno las células nerviosas no pueden funcionar. Las partes del cuerpo controladas por las regiones del cerebro afectadas, consecuentemente, también dejan de funcionar” explica el sitio de la Sociedad Argentina de Neurología dedicado a la difusión de este mal.

La Dra. Guadalupe Bruera es Médica Neuróloga desde hace seis años. Cuenta que eligió la medicina por pura vocación “porque siempre tuve mucha vocación de ayudar al otro. Desde la salud, para poder mejorarle la calidad de vida y muchas veces cuando no se puede hacer eso, acompañarlo hasta el último momento de la vida”, tal vez sea por eso que desde hace siete años coordina la campaña nacional que lucha contra el ataque cerebral.

“Desde la Organización Mundial de ACV (WSO, por sus siglas en ingles) se tomó esa fecha y se invita a todas las organizaciones que trabajan en esto para hacer la difusión de esta afección” explica Bruera y agrega que esa fecha se estipuló hace siete años “cuando se mostraron estudios epidemiológicos donde las cifras de incidencia, es decir casos anuales de ataques cerebral y la prevalencia (proporción de personas con ACV) eran enormes. En Latinoamérica hay 15 millones de ACV anuales, se lo cataloga como epidemia y es además la primera causa de discapacidad permanente en el mundo y en Argentina. Es decir, si vas caminando y ves un paciente con alguna dificultad para caminar es muy probable que, casi en un 98%, que sea una secuela de un ACV”.

La Campaña

El objetivo de la campaña que organiza la Sociedad Argentina de Neurología es educar a la comunidad.

“Allí se busca que la gente de a pie sepa qué es un ACV. Casi el 65% de la población en Rosario lo desconoce” dice la Dra. Bruera en un estudio realizado por ella misma, único en Argentina y publicado en el exterior.

El fin de las charlas es en primer lugar mostrar qué es un ACV y cómo llega una persona a tenerlo. También se explican los factores de riesgo (alcoholismo, tabaquismo, hipertensión, diabetes y colesterol elevado)

Otro objetivo importante es enseñar a reconocer los síntomas de un ataque:

“Esto es importante porque en esta enfermedad, a diferencia de otras, cuando se la detecta rápidamente se puede recurrir al lugar más cercano y realizar un tratamiento. Ese tratamiento puede hacerse en un período de ventana durante las primeras cuatro horas y media”, por eso es importante llamar inmediatamente al servicio de emergencias aclarando al operador que la persona ha sufrido un ataque cerebral. También de ser posible se debe recordar la hora exacta de los síntomas.

Cuando haya síntomas de ACV es importante no darle a la persona afectada ningún medicamento que afecte la circulación como aspirinas o que desciendan la presión arterial ya que después imposibilitaría aplicarle el tratamiento en el centro de salud.

“Otro punto en que hace hincapié la campaña es en la prevención secundaria, no volver a tener otro evento, – explica Bruera – porque una persona que tuvo un ataque cerebral tiene un 50% de probabilidad en los cinco años siguientes de repetir otro evento“.

Prevención

La prevención más importante para el ACV es la educación y la difusión. Porque si el paciente después de tener un ACV vuelve a fumar, a consumir alcohol, no se controla la presión arterial, de nada sirvió. La “píldora mágica” es la educación: saber los síntomas, qué hacer, cómo prevenirlo, por qué me tengo que cuidar y también la educación con los hijos, los amigos y el resto de la comunidad” explica la doctora.

WDS: ¿Por qué eligió la neurología como especialidad?

GB: La medicina por vocación y la neurología en particular porque tuve un padre neurocirujano, desde muy chiquita iba con él al hospital y me hizo sentir la profesión con mucha vocación y pasión. Lo viví muy afectivamente, yo tengo un recuerdo de mi papá dándole un beso y un abrazo al paciente, de hacerme gustar la neurología y de mirar resonancias y pacientes desde que tenía 15 años.


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