“Hay que cuestionar nuestros hábitos de consumo”

La Licenciada Rocío Hernandez habla sobre veganismo, un movimiento político que va más allá de consumo de plantas y propone cuestionar la forma en que producimos y consumimos alimentos.

Las calles están siendo ocupadas en todo el mundo por personas que se agrupan con diferentes reclamos, uno de los más novedosos por su masividad masividad y su impacto mediático es el del veganismo que se opone a la explotación animal pero también cuestiona los métodos de producción en un mundo que cada vez se vuelve más inhabitable.

Rocío Hernandez es Licencia en Nutrición, Psicóloga Social y actuamente estudiante de Medicina. Hace más de 20 años empezó a cuestionarse el consumo de animales y con sus redes sociales Nutriloca se transformó en una referente de la militancia del veganismo. Algo mucho más profundo que comer plantas.

– ¿Qué es el veganismo?

– Es un movimiento social, yo lo vengo transitando desde hace más de 10 años y está cambiando la manera en la cual se enfoca al veganismo. Antes era el loquito o loquita que no comía nada de origen animal. El veganismo se define como una postura política que rechaza la explotación animal, pero me parece que es la puerta de entrada a todo cuestionamiento de nuestros hábitos de consumo. Te obliga a pensar qué pasa con la alimentación, con la redistribución de riquezas y con el sistema de producción, eso es lo que buscamos visibilizar. Conquistar las calles ha hecho que se visibilice el movimiento mucho más allá del plato de comida, de catalogar a la persona vegana como la que come plantas y nada más.

– ¿Es más caro comer una dieta vegana?

– No, de hecho un estudio científico al respecto demuestra que dentro de una alimentación familiar planificada, cuando se compra local, de temporada, a granel, yendo a ferias, cuando se empieza a gestionar la economía desde otro lugar te empezás a dar cuenta de que no gastamos nada en comida. No gastás en el presente y no gastás el día de mañana por ser más económico para el planeta, para los animales y para la salud.

– ¿Es mejor ser vegano para la salud?

– No necesariamente, la salud es un proceso y está multideterminado. Que seas vegano no significa que vas a ser más sano. Hay fuerte una fuerte contundencia de que con una alimentación basada en plantas tenemos grandes factores de prevención que escasean mucho en la alimentación tradicional. Pero va mucho más allá de eso. Si la hacemos bien, como cualquier posicionamiento alimentario, contribuye a una buena calidad de vida.

– ¿Qué tips se le puede dar a una persona que quiere introducirse en el veganismo?

– Me gusta mucho manejar el criterio inclusivo de alimentación. En la medida que uno meta cosas en la alimentación va a haber algo que se va a caer porque no entra todo en la alimentación. ¿Qué metemos? Fruta, vegetales, legumbres, cereales, semillas hacer un colchón de eso. En Argentina se consume muy poco vegetales y frutas, en veganos también. También hay que desacostumbrar el paladar a altos estímulos porque estamos atravesados por la industria que nos formatea el paladar para elegir cosas con mucho contenido de aditivos. Abrir menos paquetes y comer más alimentos. 

– ¿Cómo llegaste al veganismo?

– Hace casi 20 años atrás. Nunca pude desvincular eso que tenía adelante con un animal, nunca me gustó demasiado. Vengo de una familia donde se comían otras cosas, muchos vegetales frutas y legumbres porque no había un buen pasar económico. En un momento tomé la decisión de no consumirla más y desde hace más de 10 años tengo un posicionamiento político vegano. Profesionalmente hablando.

– ¿De donde son los orígenes históricos del veganismo?

– Cómo un movimiento político tenemos que hablarlo como algo de hace pocos años. Pasarlo al plano de lo individual a lo colectivo, visibilizar la mala distribución de la riqueza que existe, la mala distribución de la información. Históricamente es un movimiento muy reciente. Antes eran las ONG’s que defendían a los animales y nada más y ahora se está pasando a otro tipo de formato mucho más interesante para llevarlos a otros tipos de esfera que tiene que ver con profesionalizarlo y darle un vuelco más teórico.

– ¿Hay teóricos del veganismo?

– Sí, está Melanie Joy que es la que menciona el carnismo, este sistema de creencias que nos hace pensar y nos hace estar dentro de un determinado sistema carnista, a la vez dentro de un sistema especista expresado en el antropocentrismo. Este sistema no hace naturalizar que el consumo de animales es adecuado, correcto, necesario, natural y si nosotros empezamos a desmembrar un poco eso quizás no es tan así.

– ¿Por qué no habría que comer animales desde esa postura?

– Sin romantizar y sin caer en que los animales son seres sintitentes que quieren vivir y que están hiperexplotados, hasta su último aliento. Hay una sensación empática para no financiar su sufrimiento y su explotación. Y no hablamos de la persona que está en el medio de Jujuy con dos o tres animales detrás de su casa. Estamos hablando de un sistema que invisibiliza un determinado formato de hacinamiento, que utiliza antibióticos a dos manos, que utiliza un contenido de crueldad altísimo que es, obviamente, super redituable. Y por otro lado sabemos, son las corrientes que están más en las calles, el impacto climático que provoca el uso y el consumo de animales en general. Que prendan fuego el amazonas para colocar ganado en esos espacios muestra que hay algo en esa cadena que no está funcionando.

Otro aspecto que es de vital importancia para Rocío es el conflicto de intereses de los profesionales de la salud. 

– Tenemos que salir a desmentir lo que todo el tiempo dicen profesionales que están, obviamente, en un marco industrial. ¿Qué van a recomendar? El gran conflicto de intereses que se tiene dentro de la profesión es recomendar productos. ¿Qué podemos esperar de un profesional de que te está recomendando una determinada marca o producto? ¿Qué podemos pretender de una transmisión de información tan sesgada?


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  1. María Cecilia

    Excelente nota, me encantó la lectura más allá de la biología. Un posicionamiento político, disruptivo. La deconstrucción también pasa por lo que elegís comer todos los días.


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